Hay veces que sinceramente no se por que me siento a escribir...
Puede que sea ese impulso de saber que me está pasando, de saber que siento realmente...
Muchos de ustedes deben saber de que se trata, no hay mejor forma de saberlo que dejando que nuestros deditos se muevan frente a la computadora o para los no tan informatizados apoyando ese lapiz que yo tambien uso, sobre el papel y dejando que escriba lo que se le cante.
No es tan dificil como parece, pero solo se da en ocaciones especiales, solo cuando realmente los dedos quieren escaparse de ese cigarrillo, de ese vaso, o de lo que sea que tenga en la mano para lanzarse sobre el teclado, a demostrarte que realmente no estás tan bien como creías hace tan solo tres minutos... que a veces solo escondes lo que te está pasando para sentirte un poco mejor, para hacer de cuenta como que no pasa nada y seguir con tu rutina de siempre, escuchando un poco de los Beatles, o a lo sumo cambiando un poco a Silvio Rodriguez como para cambiar un poco, como para sentir que seguis teniendo 10 años y lo estás escuchando con tu viejo.
Lo mismo me pasa con la guitarra... uno no siempre tiene ganas de tocar, o al menos yo. Pero cuando lo hago es porque realmente tengo ganas, ni hablar cuando compongo, esos dias si son especiales, memorables y especialmente pocos... es evidente que no tengo chapa de escritor, sino lo haría mas seguido ¿no?.
Lo que mas odio de todo ésto es el por que escribo o compongo.
¿Uno no puede componer sintiendose feliz?
¿Que va a pasar el día que sea completamente felíz?
¿El lapiz seguirá con punta para siempre?
¿El teclado me durará eternamente?
Esas son cosas que me giran por la cabeza todo el tiempo, especialmente cuando estoy solo y al pedo, pero rápidamente me acuerdo de que la felicidad absoluta no existe... y eso me alivia un poco.